jueves, 8 de octubre de 2009

Llegando los bárbaros II



Y bien, quedaba algo por decir. La lucha entre la barbarie y la civilidad, entre instinto y conciencia, se libra en lo mas profundo de nuestro ser. Una pintura que explora ésta crisis del alma propia y colectiva es la acá reproducida, La batalla entre el Carnaval y la Cuaresma de Pieter Brueghel, el viejo. En las calles de un pueblo rural, se libra una frontal batalla entre orden y caos, la fiesta y la aspiración a la santidad. En el ángulo superior derecho, puede verse la mole gris de una iglesia, en tanto al costado izquierdo la posada ofrece diversos manjares tentadores. En primer plano, sobre un tonel y blandiendo un enorme pinche con trozos de cerdo, el obeso Carnaval planta batalla a la escuálida Cuaresma, quien sostiene una paleta con dos arenques, única arma que porta sobre su penoso carro. Bajo éste cuadro podrían transcribirse los siguientes versos de un casi desconocido poeta hindú del siglo VII, Bhartrihari:

Hacia la vida mundana me atrajeron de nuevo los deseos terrenales.
pasó el placer terrenal, nuevamente me cubre el hábito de monje.
como un niño juguetón, juega conmigo la doble ansia.

Tratándose de una batalla en el espíritu, es, ha sido, y será. Se trata de polos del alma, inseparables, interdependientes y eternos. Están en el centro de nosotros mismos, y como el pozo que ocupa el centro de la escena, alrededor del cual las diversas procesiones giran, es la que da vida al pueblo, es decir, a nuestra propia existencia. Por tanto, es una batalla creadora, genésica, provechosa en su confusión. 

La clave de todo el cuadro, según creo, se encuentra justo al costado izquierdo del pozo, en la persona de dos paseantes incógnitos. Éstos, que se encuentran en medio de las procesiones cristianas y profanas, parecen buscar una guía en medio de tal confusión, y siguen al bufón que porta la antorcha, sin percatarse aparentemente de que es de día y de que se trata precisamente de un bufón. Brueghel opina - como Bhartrihari - que nuestras pretensiones siempre serán burladas por el niño juguetón de la doble ansia. 

¿Estarán en lo cierto?.

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