sábado, 26 de septiembre de 2009

¿Y qué se yo de crítica de Arte?



Una inscripción sobre el friso del Pórtico del Panteón, en Roma, atribuye su construcción a Marco Agripa, amigo y general del Emperador Augusto. Durante siglos la inscripción - que aún hoy puede leerse - evito cualquier duda sobre el mentor del soberbio edificio. Sin embargo, gracias a un investigación dirigida por Chedanne, sólo en el Siglo XIX pudo determinarse que la obra fue levantada en tiempos del emperador Adriano, sobre los restos del edificio original. Adriano, a diferencia de otros Emperadores, rehuía de efectuar inscripciones sobre sus monumentos, muchos de ellas magnificos, como la famosa muralla en Britania y el enorme templo de Zeús Olímpico, terminado por el en Atenas. 



Al otro lado del Tíber se alza - a su vez - otra obra monumental, la Basílica de San Pedro. El Friso sobre la entrada barroca no deja dudas de quien terminó las obras: In Honorem Principis.Apost.Pavlvs.V.Bvrghesivs.Romanvs.Pont.Max.An.MDCXII.Pont.VII. La innegable egolatría de los Obispos de Roma - grosera si se la compara con la virtú de Adriano - tuvo sin embargo un aspecto positivo. Ésta egolatría - que no era en absoluto privilegio papal - permitió el resurgimiento de la ciudad, y que los efectos del Renacimiento - que hasta ésa fecha se circunscribían a la Toscana - se expandieran por Occidente bajo las banderas de la Iglesia. Los predecesores de Paulo V, al arribar a la ciudad luego del cautiverio de Avignón, emprendieron, con el cincel y la espada, la renovación romana. Mientras la arquitectura triunfaba afuera, en los aposentos lo hizo la pintura. Por toda la península los ricos y poderosos llenaron sus habitaciones privadas con venus desnudas e insinuantes, que invitaban a la lujuria, mientras en los salones públicos y la iglesias, las escenas místicas y guerreras disputaban las murallas. los pintores buscaban satisfacer el gusto cada vez mas exquisito de sus mecenas y clientes, llegando con Rafael y Miguel Ángel a la perfección técnica.

¿Ése es el panorama hoy de la plástica?. Me temo que no. Quieres se relacionan con el pintor no son ahora ricos y poderosos ávidos de estímulo y gloria, dispuestos a aprender. No, ya no, ahora quienes mandan en el mundo de la pintura son los críticos de arte, y una enorme masa de marchants, historiadores y dueños de galerías, quienes ya no tienen un vínculo espiritual con la obra, sino uno salarial, puramente económico. La pintura ya no es una manifestación del espíritu humano, sino un producto para ser vendido. Ésta es una de las razones de la decadencia del arte plástico contemporáneo, y otro tanto podría decirse acerca de la literatura, si no fuera por los límites de un blog. Concordemos en algo: el genio y lo fascinante no se pueden administrar con el mismo criterio que una tienda de abarrotes. Yo no vendo ni compro pinturas, por eso soy libre de hablar sobre ellas. Eso es lo que sé de crítica de Arte.

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